sábado, 9 de febrero de 2008

Entrevista a Borja Suárez Fernández

En el mes de diciembre, les hablábamos de Borja Suárez, un chico que nos dejó sorprendidos a todos por su juventud. Los amantes de la poesía quisimos ir más allá y conocerle, así que, le propusimos una entrevista. No pudimos tenerla en audio pero sí la tenemos escrita. Esperamos que la disfruten.


Hola Borja, ¿cómo estás? Te agradecemos que compartas estos momentos de tu tiempo con nosotros. Como te dijimos, vamos a hablar sobre tu libro y sobre tu visión literaria en general. ¿Empezamos?


¿Cómo empezaste a escribir?

Mis primeros pasos en el mundo de la literatura los di cuando contaba unos trece años, aproximadamente, animado por mi profesor de lengua y literatura de entonces, Cruz Rodríguez. A esa edad, obviamente, no puede uno entender verdaderamente las complejidades de la literatura. Recuerdo que uno de los escritores de los que con más cariño nos hablaba Cruz era de Gustavo Adolfo Bécquer, por ser su literatura de calidad pero lo suficientemente sencilla como para estar a nuestro alcance intelectual. Creo que fue después de empezar a leer sus Rimas que yo mismo comencé a escribir algunos poemas cortos, que luego enviaba a la propia revista del colegio para su publicación y para participar en algún que otro concurso. Guardo también un recuerdo especial de la leyenda titulada "El rayo de luna"; pero si bien mis primeros poemas estaban influenciados por la sencillez de Bécquer, no empecé a escribir narrativa hasta más adelante. Escribí algunas narraciones breves, pero de forma muy esporádica y azarosa. Pero me propuse empezar a escribir novelas cortas. Y para la primera, me incliné por la temática de la ciencia ficción. Recopilé información durante unos cuantos meses, y luego durante el verano escribí, al mismo tiempo que otra novela igualmente corta de temática romántica, los treinta folios que componían aquel primer intento de ser escritor. Al año siguiente, y esta vez tras leer una extensísima bibliografía acerca de temas de antropología y evolución, escribí una segunda novela (si la memoria no me falla esta tenía una extensión de diez o quince páginas más que la anterior) de temática científica influenciado por el llamado hard-sci-fi, especialmente por los escritores Michael Chrichton y Robin Cook. Un año después, de nuevo me embarqué en la tarea de construir una trama, instruirme en las materias necesarias para su correcto desarrollo, y empezar a escribir mi cuarta novela, de temática policíaca, que, para mi orgullo de entonces, alcanzó los cien folios y cosechó las buenas críticas de familiares y amigos.

Tras todo esto, y sintiendo poco a poco una cierta banalidad en el tipo de narraciones que estaba creando, me decidí a cambiar el rumbo y fue entonces cuando me asenté en la composición de la narrativa breve y el microrelato

¿Cómo surgió tu libro? ¿Está dedicado a alguien especial?

El libro surgió, como acabo de decir, de una necesidad de empezar a escribir cosas con sustancia, y no meros relatos entretenidos y bien construidos que al fin y al cabo no aportaban nada con su lectura. Digamos que buscaba escribir un libro "con alma", y consideré que la narrativa breve, por su densidad y otras de sus características, era el camino más apropiado.

El libro no está dedicado a nadie. Lo considero como mi primera incursión seria en el mundo de la literatura, y la verdad es que al principio, sin pensar en su publicación más que como en un sueño irrealizable, decidí que aquellos desvaríos grabados en tinta serían para mí, que los escribiría para mí, por mí, y que su valor sería intrínseco y limitado a mi persona. Pero cuando la posibilidad de publicarlo empezó a tomar forma quise dejar constancia, eso sí, de las dos personas sin las cuales el libro habría sido, si no imposible, mucho más pobre, que son Cruz Rodríguez y Olaya, a quienes escribo un agradecimiento al comienzo de la obra. Al uno, por darme el impulso inicial para esgrimir la pluma y los ánimos para no posarla; y a la otra, por su paciencia a la hora de corregirme y aconsejarme y, sobre todo, por el entusiasmo y la amistad que demostró ante todos mis proyectos.

¿Crees, que actualmente, es difícil publicar un libro para alguien que empieza?

Es difícil. Y no tanto publicarlo, como hacer que el libro, tras su publicación, llegue a los lectores. Publicarlo sin más es una cuestión, tristemente, principalmente monetaria. A la hora de publicar algo, un autor novel tiene básicamente dos opciones: ganar un concurso en el que seguramente te paguen seis mil euros, te publiquen el libro, y se queden con los derechos de la obra; o publicar bajo la forma de autoedición o coedición, para lo cual hace falta una importante inversión inicial (mayor o menor dependiendo de factores varios como la calidad del libro, su extensión, etc) de la que no todo el mundo puede disponer. El verdadero problema, no obstante, está en hacer que la obra circule una vez que ha sido editada y publicada. Publicar el libro se considera erróneamente el pináculo del proceso, cuando no es más que el primer peldaño. Un libro publicado puede dormir en los almacenes de una distribuidora eternamente, o quedar escondido en el último estante del rincón más apartado de una librería sin que nadie repare en él. Y si eso ocurre, dará igual que la obra esté impresa. El problema principal con el que se enfrenta el escritor novel es este: primero, darse a conocer; y segundo, competir con la monstruosamente extensa lista de publicaciones que salen al mercado cada día, a las cuales resulta imposible poner un filtro con la intención de no saturar el mercado para que el bosque no nos impida ver los árboles.

¿Podrías contarnos brevemente de qué trata tu libro?

Básicamente, se podría describir el libro como una amalgama caótica de relatos cortos y micro-relatos, en su mayor parte independientes pero con algunas historias fragmentadas y repartidas a lo largo del libro, que tratan de romper la barrera del mero entretenimiento y hacer que el lector se detenga a pensar al final de cada narración. Traté en todo momento de realizar lo que algunas personas han dado en denominar “historias humanas”, dando elementos y puntos de vista poco comunes y en muchas ocasiones extremistas y contradictorios para causar algún tipo de reacción en el lector, una pausa en su lectura que le hiciese detenerse a pensar durante unos instantes y sacar alguna conclusión personal de cada relato. Según mi opinión, un buen libro es aquél que, una vez leído, te ha aportado algo nuevo, conocimientos no del tipo académico, sino del tipo anímico, que te ha hecho poner en entredicho tus propias opiniones o, tal vez, descubrir finalmente el modo de expresar algo que ya intuías previamente pero que no acertabas a poner en palabras para definirlo correctamente.


Hay quienes han comparado el estilo caótico de mi libro con la obra Rayuela, de Cortázar. No la había leído previamente, y lo estoy haciendo ahora. Aunque es cierto que pueden encontrarse, tal vez, ciertas semejanzas en las divagaciones insertadas entre el hilo argumental principal, existe una gran diferencia con respecto a mis pasiajes, y es que estos, si bien tienen un hilo conductor de estilo, carecen de rigidez argumental al tratarse de historias independientes.


¿Por qué ese título y por qué ese pseudónimo?

El título, Sombras en la Colina, proviene de una canción de Don Mclean titulada Vincent, en la cual habla acerca de la vida y obra de Van Gogh. El por qué exacto lo desvelo en el propio libro, concretamente en el último pasiaje del mismo, de modo que no me voy a repetir.

En cuanto al nombre que reciben los relatos, pasiajes, se debe a lo siguiente. El libro nació, en un principio, como un intento por mi parte de experimentar con una narración desnuda, carente de acción y constituida únicamente por la descripción de paisajes. Sin embargo, a medida que avancé en la escritura de los relatos, me di cuenta que lo que realmente estaba haciendo era, no eliminar la acción, sino describirla desde un punto de vista en el que esta se transformaba más en una narración pasiva que en la actividad propia de un conjunto de sucesos teniendo lugar uno detrás de otro. Mis relatos eran paisajes, al fin y al cabo, pero paisajes del alma, paisajes de lo inmaterial y atemporal, y no de cosas concreta, visibles y tangibles. De modo que, al modo en que Unamuno hizo con sus nivolas, decidí retorcer ligeramente la palabra paisajes y bautizar a mis narraciones con ese sustantivo inventado como una marca de diferenciación con respecto a la narrativa breve convencional, con la cual tiene poco o nada que ver.

Por lo que se refiere al pseudónimo, no es tal cosa. Arthur Munink no es un pseudónimo, sino un heterónimo. Cuando escribo un libro, lo primero que hago es construir la personalidad del narrador externo; esto es, del supuesto autor de la obra. Del mismo modo que se inventa la personalidad de los personajes, del narrador de la acción, etc, yo invento una personalidad distinta para cada “autor” de cada libro, lo cual me permite acceder a una serie de registros, ideas y puntos de vista que, puesto que no son los míos propios, de otro modo estaría desaprovechando. Así, cada una de mis obras, o bien cada conjunto de las mismas, está firmado por un “autor” diferente. Puesto que la literatura es ficción, considero este método una forma de intensificar la ficción, componiendo una matriuska de ficciones en donde la línea que separe la realidad de la imaginación sea tan difusa que no pueda distinguirse; lo cual es, según yo veo las cosas, el objetivo del arte. Arthur Munink en concreto fue construido como una personalidad caótica y contradictoria, con cierto tono de delirio, inestabilidad y, sobre todo, como ariete contra las convenciones; lo cual se hace patente en todos los pasiajes del libro, especialmente hacia el final de la obra, ya que está compuesta en un particular crescendo de calidad, complejidad, y fijación de la personalidad del heterónimo.

Muchos se han asombrado de tu juventud, ¿acaso para escribir un libro hay que tener una edad concreta? ¿Qué crees que tiene que tener un escritor para crear un libro?


La gente se asombra de mi juventud, y yo me asombro de que se asombren. Algo como el arte, sea cual sea, es una vocación, es algo que se lleva dentro. No es un empleo, no es algo que se hace, sino algo que se es. Por lo tanto, lo más lógico a mi entender sería pensar que éste será visible desde el principio y que se desarrollará con cierta presteza. De modo que, no, no creo que haya que tener una edad para empezar a escribir un libro. Se dice que el amor no tiene edad. Y que yo sepa, nadie ha concretado a qué tipo de amor se refiere la frase.

En cuanto a la segunda pregunta, ¿qué tiene que tener un escritor? Tres cosas. Las dos últimas son muy fáciles de conseguir: algo tan simple como un lápiz y un papel. En cuanto a la primera y esencial, esa es algo más compleja de obtener. Lo que ha de tener, no digamos ya un escritor, sino una persona, para escribir, es una mente inquieta. No todo el mundo se detiene a dar vueltas a las cosas. La acción más común es aceptar lo cotidiano sin tan siquiera percatarse de se ha aceptado, puesto que se ha hecho subconscientemente. Y para escribir ( como ocurre en cualquier otro arte, pero tal vez de forma especial en la escritura por ser el lenguaje algo tan inherente a la consciencia), lo que ha de darse es precisamente eso, lo contrario a lo común, lo contrario al automatismo de la aceptación; lo contrario al subconsciente: consciencia.



No hace mucho estuviste en el I congreso de escritores noveles de Oviedo
¿qué experiencia te ha quedado de este congreso?

Era la primera vez que se trataba de hacer algo de esa magnitud en España, y lo cierto es que los resultados fueron muy satisfactorios. Los temas que más se trataron, o al menos aquellos en los que más me centré personalmente, fueron las dificultades que tiene el autor novel a la hora de sacar sus obras al mercado, como comenté más arriba. El congreso contó con autoridades del mundo de la literatura provenientes de muy distintos campos: desde libreros hasta editores, correctores, autores noveles publicando bajo coedición o autoedición, autores de renombre, autores publicando gracias a concursos, etc. Esto permitió examinar los problemas existentes desde todos los puntos del proceso de publicación de una obra literaria.

Esperemos que no se quede sólo en este congreso, y que la Asociación de Escritores Noveles consiga realizar más actividades similares en el futuro.

¿Tienes ahora mismo algún proyecto que quieras contarnos?

Siempre tengo entre manos varios proyectos. Continuamente estoy escribiendo algo, y puesto que la, digamos “modalidad”, de mis obras, es siempre distinta, puedo trabajar en ellas al mismo tiempo sin ningún problema. Y me explico con lo de “modalidad”. Pasiajes es un libro de relatos cortos. Al mismo tiempo que lo escribía, escribí también un libro de versos bajo el mismo heterónimo. Se trata de una obra pequeña, compuesta por poemas breves, que estoy en proceso de terminar. Al acabar este primer volumen de pasiajes que ha sido publicado empecé también a escribir un segundo volumen, así como una micro-obra de poesía compuesta por tan sólo veinte poemas y firmada por otro de mis heterónimos, Dorian Petigof. Paralelamente a todo esto inicié, asimismo, un segundo libro en prosa, esta vez en la forma de diario, cuyo primer boceto comencé en enero del año pasado y terminé precisamente hace unos pocos días. Mis próximos proyectos son otro libro en prosa en forma de cartas y otra obra de corta extensión en verso en la cual ya he empezado a trabajar.

A parte de todo esto, un proyecto frustrado que siempre he tenido ha sido el de escribir una novela gráfica. Aunque tengo varios bocetos de argumentos, personajes y desarrollos, siempre me ha faltado un dibujante serio dispuesto a embarcarse en la empresa.

¿Existe influencia de algún escritor en tu obra?

En esta obra en concreto, dado lo caótico del heterónimo, se encuentran con toda seguridad rasgos de todas las influencias que pueda tener en el ámbito, no sólo de la literatura, sino del pensamiento en general. No obstante, no podría señalar, precisamente por esa mezcla desordenada, una influencia concreta. En otras de mis obras, de carácter más unitario y homogéneo, sí es cierto que puede detectarse más claramente la influencia determinada de una u otra persona.

¿Qué tipo de literatura te gusta?

Mis gustos literarios son algo anómalos. Baste decir que antepongo la narración breve y la poesía a la narrativa propia de una novela, por ejemplo. No me gusta encontrar paja en el arte, y desde luego busco en la literatura algo más que un mero entretenimiento. Dos de mis escritores predilectos son Oscar Wilde y Fernando Pessoa, cuyos estilos son bien diferentes. Me encanta la narrativa corta de Capote y Kafka. Siento una particular fascinación por el diario de Ana Frank (que ni siquiera es ficción) y por el Principito, de Exupery. Aborrezco la mayoría de poetas y entre los pocos que aprecio destacaría a Poe, a Blake, de nuevo a Pessoa, a Petrarca, y a un selectísimo grupo de poetas de habla castellana. Debo admitir, sin embargo, que mis conocimientos de poesía no son muy amplios, puesto que sólo leo poesía en versión original. Traducir un poema destruye a este por completo.


¿Cómo fue la presentación de tu libro?

Mejor de lo que esperaba. Tuve mucha suerte con la presentación, a decir verdad. Pude disponer de la sala del Club de Prensa Asturiana para la misma y fui maestramente presentado por Aurelio Gonzales Ovies, un poeta de estas tierras mías Asturianas. Conté, además, con la presencia de mi editor, Ángel Jiménez, que vino desde Madrid solamente para el evento, y de Cruz Rodríguez, promotor de la presentación y el mejor ayudante que un escritor novel pueda tener. En los cuarenta y cinco minutos que duró, y tras haber finalizado la presentación de Aurelio y la exposición de temas editoriales y de publicación de Ángel, tuve tiempo para hablar de algunas cuestiones de mi obra que pensé podrían ser de interés, leer un relato del libro y responder a las preguntas. Y al acabar dejaron en la antesala a mi disposición una mesa en donde se procedió a la venta y firma de ejemplares, por lo que todo fue a pedir de boca.

¿Qué podrías aconsejar a todo joven que tenga deseos de escribir un libro?

Que escriba, simplemente. Que no se preocupe por publicar o no publicar, por alcanzar tal o cual meta. Que simplemente escriba. Lo que tenga que venir, vendrá. Quien realmente quiera escribir no se preocupará por nada más que por esto. Como dije antes, todo arte es una necesidad, algo que se es sin remedio. Siendo así, todo consejo esta demás.

¿Hay algo que no te hayamos contado y quieras contarnos?

Simplemente querría dejar constancia una vez más de mi agradecimiento a Cruz y a Olaya por su ayuda de entonces en el nacimiento del libro, y por su ayuda ahora en los primeros pasos del mismo por el mundo. También a mis padres, por su préstamo a fondo perdido en pro de mis desvaríos y por sus ventas ambulantes. Y por supuesto, enviar un beso y un abrazo muy grandes (en realidad no sólo uno, sino unos cuantos) a Daniela, mi niña, que seguramente se encuentre en Rumania cuando esto aparezca publicado.

Muchísimas gracias Borja por acceder a realizar esta entrevista, ha sido un placer poder conocerte un poquito más. Esperamos que tengas mucho éxito con este libro y que lleguen muchos otros. Como ya sabes, esta es, tu casa.





6 comentarios:

Anónimo dijo...

DESPUÉS DE LEER LA ENTREVISTA A bORJA sUÁREZ Y AUNQUE ÉL NO LO COMPRENDA NO PUEDO MAS QUE SORPRENDERME AUN MAS DE SU JUVENTUD LLENA DE UNOS VALORES Y ARGUMENTOS QUE ASOMBRAN Y HACEN REFLEXIONAR ,AL IGUAL QUE SUS PASIAJES .ENHORABUENA BORJA ,ESPERO LEER TODAS ESAS OBRAS QUE COMENTAS .

Anónimo dijo...

Estupendo trabajo. Enhorabuena por la entrevísta.

Así, conociendo al autor, es más fácil llegar a su obra y entenderla.

Borja, te deseo mucha suerte con éste trabajo y con los demás.

:)

besoss!!

-galilea-

Los amantes de la poesía dijo...

Anónimo, la literatura no tiene edad, pero estamos de acuerdo en que Borja tiene una madurez literaria brillante.

Galilea estamos segura de que a Borja le encantará tu comentario.

Anónimo dijo...

Leí el libro este verano ,es un poco complicado ponerse en la piel de sus personajes pero realmente habla de unos sentimientos , de unos valores en extinción y más sabiendo ahora tras leer la entrevista al autor que es un chico joven , espero que continue escribiendo.

sandra dijo...

Enrabuena a Borja Suarez por su trabajo , por su comienzo, por sus ganas, por su entrevista..
Los que te conocemos sabemos que te lo mereces.
No dejes nunca de escribir.

Anónimo dijo...

Hola , quería informaros de un libro . Pasiajes , luces en la llanura . Es el segundo libro que publica Borja Suárez Fernández de nuevo bajo el heterónimo de Arthur Munink. Está a punto de ver la luz.