viernes, 12 de septiembre de 2008

Los poetas malditos


Hay cuatro poetas que ejercieron una revolución en la poesía francesa, ellos son: Baudelaire, Rimbaud, Verlaine y Mallarmé.

Poetas que se segregaron de la sociedad, huyeron de los honores, de los puestos oficiales y adquirieron aspectos de marginados sociales, conocieron la miseria, las enfermedades y el abandono.

Reaccionaron contra los poetas románticos, estos eran la voz de la sociedad, sentían y pensaban en nombre de la comunidad.

A partir de Baudelaire no se tratará del poeta sufriendo por todos, sino que será el propio sufrimiento encarnado en la poesía. Con ellos comienzan a surgir un puñado de poetas que comenzaban a reunirse en los cafés junto a artistas de la bohemia.

Estos genios generaron elaboradas reflexiones sobre el fenómeno poético, influenciados enormemente por Edgar Allan Poe.

El dogmatismo del siglo XVIII y que se prolonga hasta el siglo XIX, se ve sustituido por una juventud escéptica, agnóstica , que ha perdido la fe en los programas y serán reveladores de los males del siglo.


Baudelaire
(1821-1867)








Se encargó de tomar los principios estéticos de Gautier, para lograr una mayor profundidad. Sus temas fueron el arte, la mujer, la ciudad, la bohemia, la muerte y el hastío, entre otros; temas que molestaban y le valió la censura y el procesamiento por parte de la legislación burguesa.

Sus escritos técnicos se interesaban por la belleza más que por el arte. Belleza como efecto del arte, herencia que toma de Poe, en donde la poesía debería ser el acceso a la belleza.

Si para los románticos la belleza era tomada de la naturaleza y de los mitos como símbolos de una armonía perdida, para Baudelaire el paisaje mítico de donde provenía la fuente de inspiración era la ciudad, sus habitantes anónimos, sus miserias humanas, sus placeres, sus sueños etc.

Al respecto Baudelaire dice: “Yo encontré la definición de lo bello, de mi belleza; es algo ardiente y triste , algo un poco vago, que aleja margen a la conjetura. Voy a aplicar mis ideas a un objeto sensible, por ejemplo el objeto más interesante de la sociedad, a un rostro de mujer…”.

Ha sabido intuir las relaciones entre el amor y el mal, quedando plasmado en “Las flores del mal”, obra que le costó ser condenado por ultraje a la moral pública y a las buenas costumbres, pero lo cierto es que este libro marcó un hito en la poesía moderna.

Sería el comienzo del fin, “Las flores del mal” comenzará a ser escrita en pleno estado depresivo, producto de la sífilis, luego vendría el opio, la miseria, la hemiplejía y la muerte en agosto de 1861. Si hay algo curioso es que el 31 de mayo de 1949 la Sala Criminal del Tribunal de Casación rehabilitó la persona de Charles Baudelaire, anulando el fallo de 1857.

“Afana nuestras almas, nuestros cuerpos socavan

La mezquindad, la culpa, la estulticia, el error

y, como los mendigos alimentan sus piojos,

nuestros remordimientos, compacientes nutrimos”

(Extracto de “Al Lector”. Las Flores del Mal).


Verlaine
(1844-1896)





Su lengua es sencilla, ingenua y conmovedora, su poesía fue comparada con la música porque ha sabido jugar con los recursos de la misma. En donde todo está ahí intocable, perfecto, indecible.

Si bien fue influenciado por Baudelaire, progresivamente tomará características propias.

Sostenía que sus poesías vacilaban entre el sonido y el sentido, pudiendo captar que de la lengua Francesa se podía extraer musicalidad.

A diferencia de Baudelaire, se separá aún más de la tradición romántica, descubriendo que las sensaciones y los sentimientos se transmiten mejor suscitándolos que expresándolos.

Su deseo de ser libre es una ilusión tenaz y junto a tanta rebeldía, la poesía de Verlaine expresará espontaneidad.

En 1871 se produce el encuentro con Rimbaud, hecho que cambia el destino del poeta y de su poesía. Encuentro que provoca un enamoramiento ciego hacia Rimbaud, abandonando su vida matrimonial, para comenzar una tumultuosa aventura junto a Rimbaud. Las peleas y reconciliaciones serían innumerables hasta que un disparo del arma de Verlaine hiere a Rimbaud, para finalizar en la cárcel.

Esos años de prisión le sirven como desintoxicación física y moral. Siendo en este periodo místico- cristiano, en donde nacen “Romanzas sin palabra” (1874) y “Sensatez” (1881), reflejando su búsqueda de Paz.

Luego en la libertad volvería la vida bohemia, el alcoholismo, la miseria, que lo obligarían a internarse reiteradamente. Pero es en ese momento cuando logra la más genial de su obra: “Amar” (1888), “Paralelamente” (1889), “Liturgias íntimas” (1892) y “Elegías” (1893).

Finalmente en 1896 muere.

Rimbaud
(1884- 1891)



Fue un genio; a los 20 años ya había escrito toda su obra y a los 37 años había terminado su vida. Siendo uno de los poetas más grandes de su tiempo.

Sin embargo durante mucho tiempo su poesía permanecía ignorada, él mismo se despreocupaba de que sus poemas fueran difundidos. Serán los surrealistas los encargados de resucitar sus poesías y junto con ellas el mito Rimbaud, el del adolescente furioso y enloquecido, que quiere cambiar la vida.

Rimbaud pensaba que el hombre se había vuelto manso y mediocre, incapaz de entusiasmo de goce auténtico.

En 1871 Rimbaud descubre lo que considera la verdadera naturaleza poética: el poeta no debe ser un artista, sino un vidente y a partir de entonces pone todo el empeño en evadirse de lo real y en la penetración del universo inexplorado de las sensaciones. Dirá: “El poeta se vuelve vidente por un logro inmenso y razonado desequilibrio de todos los sentidos. Todas las formas de amor, de sufrimiento, de locura; él mismo busca, agota en sí todos los venenos….”. (Carta a P. Demeny).

En 1873 escribe “Iluminaciones”, pero es publicada por Verlaine en 1886 y también escribe “Temporada en el infierno” (1873). Dos años después deja de escribir y comienza una serie de viajes para Europa y África, dedicándose a la aventura y al tráfico. En 1891 será repatriado en forma urgente a raíz de una grave enfermedad; muere en Marsella en noviembre de ese año.

“Una noche, senté a la belleza en mis rodillas, y la encontré amarga. Y la injurié.

Tomé las armas contra la justicia.

Hui ! Oh brujas! Oh miseria, Oh rencor, a vosotros

fue confiado mi tesoro!…”.

Extracto una temporada en el infierno

Mallarmé
(1842- 1898)




En contraste con Rimbaud, Mallarmé era obstinada y rigurosa con una veta estudiosa, monótona y sedentaria.

La lectura de “Las Flores del Mal”, define su gusto por la poesía y lo aleja de las románticos.

Sus obras y proyectos más ambiciosos son de su primera época, escritos como: “Herodías”, “La Siesta de un fauno”, “Igitur”.

Intenta alcanzar una inaccesible perfección mediante el rechazo de lo real. Necesita desterrar la idea de que la auténtica poesía puede ser leída por todos. En su opinion hay que devolverle su dignidad y preservarla de la admiración fácil y trivial.

La intención de explicar el mundo y la pureza ideal, la realiza a través de dificultosos medios.

El poeta recibe, según Mallarmé infinidad de palabras y de imágenes que le dictan, espontáneamente, ya sea la inspiración o el mundo exterior. Hay que combinarlas entre sí y hacer surgir sus analogías que permitirán el descubrimiento de los recíprocos significados. De esta superposición de imágenes surgirán sus poesías.

El simbolismo de Mallarmé permitirá el intercambio de lenguajes entre los entes, es así que “La egloga” de Mallarmé inspira a Debussy su preludio de igual nombre, y en esta música se inspirará Nijinsky para revolucionar al ballet, en 1912.

El altísimo ejemplo poético y la tensa exigencia teórica de los poetas mencionados, tardaron algunos años en ser plenamente comprendidas y asimiladas y en fructificar en una nueva oleada de grandes poetas, varias de ellas recibieron el Premio Nobel, fueron figuras conocidas y respetadas. Finalmente la herencia fue recibida por la poesía moderna.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante la información.

Es cierto que siempre tuvieron fama de escritores malditos.

gracias ejco!