sábado, 28 de junio de 2008

La mujer rota

Hoy les dejamos con algunos de los poemas que nuestros amigos han escrito para el libro "Mujer rota"


Sola

La casa está vacía, a no ser por los gatos
que a la señora alegran el corazón a ratos;
es una casa inmensa, pues era para dos,
pero se quedó sola, cuando le dijo adiós…

Él era un mal poeta, un hombre sin encanto,
mas sabe que ninguno la quiso jamás tanto;
se fió de palabras, de risas, de otros hombres,
pero ahora, en las noches, aún solloza su nombre.

Recuerda aún sus besos -¡qué tonta fui, qué tonta,
por creer que aquel hombre era de poca monta!-
y un estremecimiento de tristeza se aferra
a un corazón herido que ahora besa la tierra.

Se le fue para siempre… Por la ventana abierta
aún le lanza dos besos, con las manos ya muertas
de abrazar los suspiros que deja tras de sí
mientras llora gritando: “¡Por favor, vuelve a mí!”

Pero no, ya no vuelve… el hombre que la amaba
se cansó de aquél juego que la dama jugaba;
recogió los pedazos de un corazón deshecho
y los guardó por siempre debajo de su lecho.

Un gato ronronea entre los libros viejos
mientras limpia de telas de araña los espejos.
Truena afuera. Por ella, hoy llorarán las nubes.
Dormirá susurrando “¡¿Por qué no lo retuve?!”

Y la anciana se abraza a sus poemas viejos
pensando en aquel hombre que aún la ama, lejos,
y se siente hoy muy sola, por enésima vez,
y el mundo gira y gira… se agarra a la pared,
.
una lágrima amarga es su último consuelo…
(¡¡Allá voy, amor mío…te esperaré en el Cielo!!)
pues sabe que ha llegado su final… ¡vaya suerte,
hoy no dormirá sola… la acompañará la Muerte!.
……
Un hombre, en la taberna, ante el obituario,
se estremece de angustia, y estrangula el diario.
“¡Ha muerto!” -un susurro, no lo vayan a oir,
que hay que ser muy discreto, hasta para morir…-.
.
…¡Pobre muñeca rota, pobre mujer sin vida,
a pesar de la muerte, sigue siendo querida…!
Él termina su copa y se va con su mujer…
lamentando una historia que jamás pudo ser.

-Savinien-


Rojas

"Que mi nombre no se borre en la Historia".
Julia Conesa, 05/08/1939.



Exiliada en tu propia tierra,
escupen a tu madre por las aceras,
exhiben a tu hermana desnuda por las calles.
Y a ti, te rapan el pelo, Miliciana.

Sin más armas que un hatillo,
buscas tu dignidad entre mondas de patata.
Purgando tus pecados de voz valiente
con aceite de ricino, Camarada.

Te han extirpado la mala semilla de tu entraña;
sin hijo, sin hombre, sin hogar y sin leña,
guardas tu silencio bajo la bayoneta calada.
De fosas está tu mente llena, Republicana.

Encarcelan tu cuerpo, alimento de fiebres y piojos,
víctima de conspiraciones beatas;
testigo mudo de las ejecuciones en las cloacas.
Torturada por tu lucha, Libertaria.


Por patrimonio una cartilla de racionamiento,
infame espera de legumbres infectas.
Mientras se secan tus pechos de leche muerta.
Ahora te humillan a levantar el brazo, Revolucionaria.

Roja, exiliada y fusilada en tu tierra.

-Galilea-

Luna cómplice

Ronda la muerte en los campos algodoneros.
Sobrevuelan los buitres los corredores de las maquilas.
Joven, morena, pelo largo y sola en la noche.
- Se va a terminar una vida-.
Ha llegado la madrugada y tú, luna,
permaneces callada.
Haces planes con los pesos que has cobrado,
muchacha, y ahora, tu cuerpo profanado y roto,
se pudre en un basurero.
Luna cómplice. Te esperan en casa;
pasan los meses – rezos de rosario-,
hasta que por fin llega el alba, y a una madre,
le entregan una bolsa con tus huesos.
Cada amanecer el desierto escupe cadáveres.
Cada duna oculta a una mujer fantasma
Cada sol que nace, quema pechos cercenados.
Luna fría. Qué condena es ser bonita y maquiladora,
que desgracia es encontrar a tu paso, cruces pintadas de rosa.
Y los dirigentes, piensan en silencio:
¡Qué muertes tan incómodas! O dicen en voz alta:
¡ la culpa es de sus faldas! Luna testigo.
Luna de Ciudad Juárez. Luna, grita,
¡que está muriendo una hermana!


-Galilea-


LOCA

Sentada en un rincón
donde no se atreven las sombras
mientras los pocos perfiles
se ven limpios en la aurora.

Los escasos caminantes,
no advierten mi presencia,
pasan delante de mi
los veo entrar y salir
no ven
que mi cuerpo está ahí: que reposa

Sentada en el rincón,
veo ese estado que el alma roba,
la locura viene hacia mí,
ocupa mi mente, agota.

Quizás lleven prisa,
quizás me confunden...
con las primeras sombras.

¡Maldita cárcel de pesares,
no deja que mi cuerpo se levante¡
Me posa en el mundo
pero en un mundo aparte.
en el que se esconden las flores,
en el que luces y colores,
son siempre gris.

Y si hay suerte, y la lucidez torna
entenderé por mi misma
que me estoy volviendo loca.

- Agueda Iris-

1 comentario:

topamax_girl dijo...

Me encanta este poema.Me posa en el mundo, pero en un mundo aparte en el que se esconden las flores,en el que las luces y colores son siempre gris.